Búsquedas Jorge Piqueras

10 comentarios:

  1. BIBLIOGRAFÍA 1

    Rosalinda Alfaro-LeFevre. Aplicación del Proceso Enfermero. 4ª ed. Barcelona:Springer; 1999.

    He escogido este libro porque cuenta de manera breve pero detallada en qué consiste el proceso de enfermería y por qué ,como profesionales, tenemos que aprenderlo y ejecutarlo satisfactoriamente estableciendo claramente cuales son los objetivos de este. Así mismo, nos ofrece una serie de preguntas muy interesantes que debemos hacernos durante la realización del proceso enfermero.


    El proceso enfermero es un método sistematizado de brindar cuidados humanistas centrados en el logro de objetivos (resultados esperados) de forma eficiente. Es sistemático porque consta de cinco pasos -valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación- durante los cuales usted lleva a cabo acciones deliberadas para lograr la máxima eficacia y conseguir a largo plazo resultados beneficiosos. Es humanista porque se basa en la idea de que, mientras planificamos y brindamos los cuidados, debemos considerar los intereses, ideales y deseos únicos del consumidor de los cuidados de salud (la persona, la familia o la comunidad).
    El proceso enfermero, como se describe en este libro, se basa en principios y reglas que se sabe que fomenten la eficiencia en los cuidados enfermeros. En el entorno clínico tendrá la satisfacción de alcanzar los objetivos finales de los cuidados enfermeros, que son:
    -Prevenir la enfermedad y promover, mantener o restaurar la salud (y lograr una muerte apacible cuando el usuario está en situación terminal).
    -Permitir que las personas dirijan sus propios cuidados de salud.
    -Proporcionar cuidados de calidad y eficientes.
    -Seguir buscando formas de mejorar la satisfacción al administrar cuidados de salud.

    He aquí una breve descripción de los pasos del proceso enfermero:
    1. Valoración.Obtiene y examina la información sobre el estado de salud, buscando evidencias de funcionamiento anormal o factores de riesgo que pueden contribuir a la aparición de problemas de salud (p.ej.,tabaquismo). También busca evidencias de los recursos del cliente.
    2.Diagnóstico (identificación de los problemas). Analiza los datos (la información) e identifica los problemas reales y potenciales que constituyen la base del plan de cuidados. También identifica los recursos, que resultan esenciales para desarrollar un plan de cuidados eficiente.
    3.Planificación. Aquí tiene que hacer cuatro cosas clave, que son:
    Determinar las prioridades inmediatas. ¿Qué problemas necesitan atención inmediata? ¿Cuáles pueden esperar? ¿En cuáles va a centrar su atención la enfermera? ¿Cuáles delegará o referirá? ¿Cuáles requieren un abordaje interdisciplinario?
    Establecer los resultados (objetivos) esperados. ¿Qué espera exactamente que consiga el paciente o cliente y cuándo?
    Elegir las intervenciones. ¿Qué intervenciones (acciones enfermeras) prescribirá para lograr objetivos?
    Anotar o individualizar el plan de cuidados. ¿Escribirá un plan de cuidados o adaptará un plan normalizado para responder a la situación específica del paciente?
    4. Ejecución. Pone en práctica el plan, pero no sólo tiene que hacer sino que debe:
    Valorar el estado actual de la persona antes de actuar. ¿Hay problemas nuevos? ¿Ha sucedido algo que requiera un cambio inmediato en el plan?
    Realizar intervenciones controlando cuidadosamente a la persona e introduciendo los cambios necesarios. ¿Cuál es su respuesta? ¿Es preciso cambiar algo? No vamos a esperar a la etapa de evaluación "formal" si hay algo que debe modificarse hoy.
    Informar y anotar. ¿Hay algún signo del que deba informar inmediatamente? ¿Qué va a anotar, y dónde y cómo va a hacerlo?
    5.Evaluación para decidir si se han logrado los objetivos, si las intervenciones han sido efectivas, y si es preciso introducir cambios; luego deberá cambiar o finalizar el plan según esté indicado.
    ¿Cuál es el estado de salud de la persona, en comparación con el resultado esperado?
    Si ha logrado los objetivos ¿está a punto el cliente para manejar sus propios cuidados?

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  2. BÚSQUEDA 2

    Bibliografía:

    Lourdes Chocarro González, Carmen Venturini Medina. Procedimientos y Cuidados en Enfermería Médico-Quirúrgica. Ámsterdam: Elsevier; 2006

    He elegido este libro ya que recoge las actividades a realizar por el enfermero en el postoperatorio inmediato y la educación que debemos ofrecer al paciente (entre otros temas) de forma clara, permitiendo entender en mayor medida el temario visto en clase. Así, he podido comprender mejor el especial cuidado con el que tenemos que tratar a un usuario recién intervenido y los diferentes riesgos que existen.


    La enfermera de reanimación se enfrenta al cuidado de un paciente recién intervenido, que se está recuperando de una anestesia, y que, por tanto, tiene abolidos parcialmente sus reflejos, y que está recuperando el normal funcionamiento de todos sus sistemas corporales.
    La valoración focalizada de este tipo de pacientes requiere centrarse en cuatro de las catorce necesidades básicas: respirar normalmente, evitar peligros, hidratación y eliminación, y termorregulación.
    Por tanto, la vigilancia se centra en:
    -La oxigenación y ventilación.
    -La circulación del paciente.
    -El nivel de consciencia.
    -El sistema nefrourinario.
    -La termorregulación.
    Para ello desarrolla las siguientes actividades:
    Recibir el parte verbal del enfermero circulante que le informe de la situación en la que le llega el paciente (aunque esté anotado).
    Conectar al monitor para control cardiológico o respiratorio.
    Conectar el aparato de pulsioximetría.
    Colocar el manguito de tensión arterial.
    Monitorizar las entradas y salidas (sueros que le han pasado y le están pasando, drenajes, diuresis, pérdidas insensibles).
    Valorar la coloración piel y mucosas.
    Realizar la valoración neurológica del paciente.
    Tomar temperatura.

    Educación del paciente

    En este período, la enfermera lleva a cabo actividades que están más relacionadas con ayudar al paciente a recuperar sus funciones vitales, y orientarle en espacio y tiempo, que con instruirle.
    En caso de ser necesario que el paciente tosa, puede ayudarle a recordar cómo hacerlo y facilitarle el material necesario para ello.
    Es especialmente importante mantener informados a los familiares del paciente sobre la situación del mismo y facilitar las visitas durante su estancia en la unidad.

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  3. BIBLIOGRAFÍA 3

    Michelle A.Clark, Richard Finkel, José A.Rey, Karen Whalen. Farmacología . 5ª ed. Barcelona:Lippincott Williams & Wilkins; 2012.

    He elegido este libro de Farmacología porque explica de forma detallada cuáles son las acciones de algunos de los opioides más conocidos en el ámbito sanitario. Así he podido comprender mejor el temario explicado en clase, cuáles son las situaciones donde, como enfermero, es mejor la elección de determinado opioide y el por qué del lugar que ocupa cada uno en el esquema de los “tres escalones” visto en el tema.

    AGONISTAS POTENTES

    La morfina es el principal analgésico contenido en el opio en bruto. Los usos donde la morfina es el fármaco más adecuado son:

    -Analgesia: es el fármaco más eficaz para aliviar el dolor.
    -Tratamiento de la diarrea: la morfina disminuye la motilidad y aumenta el tono del músculo liso circular intestinal. Como inconveniente, podemos citar que el anterior efecto puede producir estreñimiento.
    -Alivio de la tos: la morfina suprime el reflejo tusígeno aunque para lograr este objetivo la codeína es el más usado.
    -Tratamiento del edema agudo de pulmón: la morfina por vía intravenosa alivia espectacularmente la disnea producida por el edema debido a la insuficiencia del ventrículo izquierdo, posiblemente por su efecto vasodilatador.

    Las acciones más interesantes que podemos destacar de la morfina son:
    -Analgesia: produce un alivio del dolor sin pérdida de la conciencia. Modifican la percepción del dolor en el cerebro.
    -Respiración: la morfina causa depresión respiratoria al reducir la sensibilidad de las neuronas del centro respiratorio al CO2. La depresión respiratoria es la causa más frecuente de muerte en las sobredosis agudas de opioides.
    -Vómitos: estimulando directamente la zona de disparo quimiorreceptora en el área postrema.
    -Cardiovascular: a dosis elevadas puede producir hipotensión y bradicardia.
    -Parto: la morfina puede prolongar la duración del período de expulsión como consecuencia de la reducción transitoria de la potencia, duración y frecuencia de las contracciones uterinas.

    Efectos adversos: la intoxicación aguda por opioides produce una intensa depresión respiratoria que puede ocasionar la muerte. Otros efectos consisten en vómitos, disforia y acciones hipotensivas potenciadas por un mecanismo alérgico. La morfina favorece la isquemia cerebral y medular. Debe utilizarse con prudencia en los pacientes con asma bronquial o insuficiencia hepática.

    AGONISTAS MODERADOS

    Codeína: las acciones analgésicas de la codeína se producen por su conversión en morfina, mientras que sus efectos antitusígenos nombrados antes, son debidos a la propia codeína. La codeína es un analgésico con menos potencia que la morfina, aunque con mayor eficacia por vía oral. A dosis habituales, el fármaco tiene un potencial adictivo más bajo que la morfina, y raras veces genera un consumo abusivo. La codeína produce menos euforia que la morfina. Se utiliza a menudo en combinación con la aspirina o el paracetamol.

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  4. BIBLIOGRAFÍA 4

    S.H. Nguyen. Manual de Anatomía y Fisiología Humana. 3ª ed. Barcelona: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2007
    He optado por este libro ya que describe ampliamente el funcionamiento del organismo humano. He elegido el tema de “Nutrición y digestión” para observar la información del intestino grueso y relacionarlo con el cáncer de colon, tema que nos tocó trabajar en las prácticas de grupo pequeño esta semana. Así, es más fácil comprender qué funciones pueden quedar afectadas con dicha patología.
    El tiempo colónico
    El intestino grueso o colon sigue al íleon. La mucosa colónica carece de vellosidades y las secreciones son esencialmente secreciones mucosas (con función de absorción hídrica por la concentración de las sustancias no digeridas y lubrificación).
    El colon no secreta enzimas digestivas. Más del 80% de los alimentos ingeridos ha sido digerido y absorbido a la salida del intestino delgado.
    La función del colon es concentrar las materias fecales; para ello, la pared cólica absorbe la casi totalidad del agua contenida en el quimo, de forma que cuanto más tiempo permanecen las materias fecales en el colon, más se endurecen. Esto ocurre en el curso de un tránsito lento o de defecaciones tardías.
    Además, las heces son ricas en potasio, de modo que, si se producen pérdidas fecales líquidas abundantes, puede verse gravemente disminuida la reserva corporal de potasio.
    Hay que tener en cuenta que el colon participa de forma indirecta en la digestión, dado que contiene una importante flora bacteriana. Estas bacterias son saprofitas, resisten a la acción de numerosos medicamentos y se adaptan a las variaciones de régimen alimentario; sintetizan una pequeña cantidad de vitaminas que constituye, pese a todo, un aporte no desdeñable.
    Por un mecanismo de fermentación y de putrefacción, los residuos proteicos y glucídicos que no han sido digeridos en el intestino delgado son destruidos en el colon.
    La fermentación bacteriana produce gas en el colon en un volumen del orden de 500mL/día.
    En su recorrido terminal, el colon adopta una forma de S; se trata del colon sigmoide. Las materias fecales llegan al colon sigmoide formadas, de manera que las heces están preparadas para ser evacuadas a la ampolla rectal.
    Ciertos alimentos, como las leguminosas, contienen glúcidos que no son digeridos en el intestino delgado; son entonces metabolizados por las bacterias, de tal modo que producen gran cantidad de gas.
    El tiempo rectal
    El tiempo rectal es el tiempo de la defecación. Las contracciones de la musculatura circular del colon son rítmicas y más lentas que las del intestino delgado, y dirigen las materiales fecales hacia la ampolla rectal. El ano es el punto de salida del recto, y, en condiciones normales está cerrado por un esfínter anal interno, de motricidad involuntaria y un esfínter anal externo de motricidad voluntaria.
    Cuando las paredes del recto se distienden bruscamente por la llegada de materias fecales, se desencadena el reflejo de la defecación, que da lugar a:
    -Una relajación de los dos esfínteres anales.
    -Un aumento del peristaltismo del colon sigmoide.
    -Una contracción del recto.
    La frecuencia de las defecaciones es del orden de dos por día a tres por semana; varía dependiendo de los individuos y del tipo de alimentos ingeridos.

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  5. BIBLIOGRAFÍA 5
    Joaquín Navarro. Carlos Gispert (ed.) ASESOR DE PADRES. Programa de Información Familiar. Qué hacer ante una emergencia médica. Barcelona: OCEANO; 2003
    He elegido este libro porque resume de manera muy sencilla diferentes heridas que nos podemos encontrar en nuestra profesión. Habla de los diferentes riesgos que existen con cada tipo de herida y nos advierte de algo muy importante, no restar importancia a heridas o hemorragias que aparentemente no la tengan, pues puede ser crucial en la evolución de esta.
    Una hemorragia corresponde a la salida de sangre del interior de los vasos sanguíneos debido a la rotura de las paredes de los mismos, una consecuencia habitual de las heridas accidentales. El organismo cuenta con mecanismos naturales que logran detener de manera espontánea las hemorragias leves en poco tiempo y sin necesidad de ninguna actuación específica. Cuando se trata de una hemorragia severa, en cambio, puede prolongarse y llegar a poner en riesgo la vida si no se efectúa ninguna maniobra para cohibirla.
    Las hemorragias pueden ser clasificadas en internas, en las que la sangre no se visualiza, y externas, en las que la sangre sale al exterior del organismo a través de una herida, de un conducto, etc. Aunque el riesgo que supone para la vida una hemorragia externa es, en relación con la pérdida de sangre, muy elevado, siempre es más peligrosa la hemorragia interna por su carácter invisible.
    Se consideran heridas leves las lesiones de poca extensión y superficiales, que afectan la piel pero no los tejidos subyacentes, como una erosión, un pequeño corte, etc. La mayor parte de estas heridas menores pueden tratarse sin recurrir a la atención médica, pero sí hay que hacerlo cuando las heridas son extensas, profundas, localizadas en zonas delicadas (junto a un orificio natural, en el rostro, en la mano) o en zonas muy sucias o contaminadas.
    Pueden producirse por diversos tipos de heridas, según sean las características del traumatismo responsable y del objeto causante de la lesión.
    Las más comunes son las erosiones o abrasiones, consecuentes a caídas y roces, caracterizadas por el desprendimiento de las capas superficiales de la piel.
    Las heridas incisas, producidas por objetos cortantes bien afilados, presentan unos bordes regulares y habitualmente limpios.
    Las heridas punzantes o penetrantes son provocadas por objetos puntiagudos y a veces resultan engañosas, pues pueden tener un punto de entrada pequeño pero alcanzar las capas más profundas de la piel o incluso sobrepasarlas, de manera que su aspecto externo, en apariencia leve, puede ocultar algún traumatismo de importancia.
    Las heridas contusas son provocadas por la acción traumática de objetos romos y, aunque en general son poco profundas, presentan bordes más irregulares y pueden estar más contaminadas que las heridas incisas.
    Toda herida, aunque sea superficial y por leve que parezca, tiene que considerarse contaminada y por tanto es preciso adoptar las debidas precauciones para prevenir complicaciones infecciosas, sobre todo el tétanos, una enfermedad de consecuencias fatales.
    Por otro lado, las heridas profundas siempre requieren atención médica, lo más rápido posible, pues es preciso evaluar los daños que hayan podido sufrir las estructuras subyacentes a la piel, como son tendones, músculos, nervios y órganos internos. De todos modos, las actuaciones iniciales, los primeros auxilios que se practiquen hasta la llegada de la ayuda profesional, tienen la máxima importancia, puesto que muchas veces condicionan la evolución de las lesiones. Hay ocasiones en que el pronóstico vital del sujeto depende en gran medida de las atenciones inmediatas, como ocurre con las heridas en el tórax y el abdomen.
    Toda herida profunda comporta daños de menor o mayor entidad en los tejidos internos, aunque a veces no surjan signos inmediatos de su afectación e incluso cuando la apariencia de la lesión sea inofensiva, como ocurre con las heridas punzantes que presentan un orificio de entrada pequeña.

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  6. BIBLIOGRAFÍA 6

    Farreras. C. Rozman. Medicina Interna. Volumen 1.15ª ed. Madrid: Elsevier; 2006

    En este libro se resume cuan grave es el cáncer de mama en mujeres y nos acerca, de manera muy interesante, gran número de porcentajes y tasas para entender mejor la situación de esta enfermedad.


    El cáncer de mama es el más frecuente en la mujer. Representa el 32% de todos los cánceres. Su riesgo aumenta con la edad y es poco frecuente por debajo de los 40 años.

    La American Society of Clinical Oncology recomienda que las pruebas de detección de la predisposición genética de cáncer de mama sólo se ofrezcan si existe:

    Cáncer familiar. Con familiares de primer grado afectados de cáncer de mama hay un aumento del 5-10 %.

    Cáncer en la otra mama. Aumenta el riesgo de cáncer de mama contralateral en un 1% anual desde el primer diagnóstico.

    Proliferaciones beningnas. La hiperplasia ductal aumenta el riesgo en 1,5-2 veces; la atipia ductal o la hiperplasia lobular, 4-5 veces.

    Para un diagnóstico precoz las campañas poblacionales aconsejan la mamografía, la cual proporciona una reducción de la mortalidad por cáncer de mama del 30% ( entre 50-65 años) y del 17% (40-50 años).

    Anatomía patológica

    Cáncer de mama invasivo. Es un carcinoma ductal infiltrante en el 80% de casos, mientras que el 20% restante lo componen carcinomas lobulillares, medular, mucinoso o coloide y papilar.

    Cáncer de mama no invasivo. Carcinoma ductal in situ y lobulillar in situ.

    En cuanto al cuadro clínico, cada vez más, el cáncer de mama se descubre en mujeres asintomáticas a través de la mamografía. Cuando hay signos o síntomas, el más frecuente es la detección (por la propia paciente, su pareja o el médico en una revision) de un bulto en la mama (65-76% de casos). Otros síntomas locales pueden ser dolor en la mama, retracción cutánea o del pezón, emisión líquida sanguinolienta por el pezón, ganglios en la axila o erosión o lesión eccematoide del pezón.

    Con frecuencia el cáncer de mama metastiza a distancia. El factor predictivo de metástasis más importante es la presencia de afección ganglionar axillar en el momento del diagnóstico. La metástasis pueden ser ganglionares (presentes en el 60% de casos en estudios necrópsicos de mujeres afectas) o viscerales ( las más frecuente, pulmonares, hepáticas y óseas).

    Establecida la sospecha de cáncer de mama debe practicarse una biopsia, por punción-aspiración con aguja fina o aguja estereotáctica (un ordenador la guía al lugar exacto), o bien una biopsia abierta quirúrgica.

    Pronóstico:

    Los porcentajes de supervivencia en pacientes con cáncer de mama no metastásico han mejorado en los últimos años. Este progreso se relaciona con los avances de la quimioterapia y de la radioterapia. Otro factor importante es que ha mejorado la detección precoz de los casos recidivantes, con la posibilidad de terapias de rescate.

    Cáncer de mama en el hombre

    Representa el 1% de este tipo de cáncer. La inmensa mayoría son carcinomas ductales. Los estadios son más agresivos que en la mujer. Como tratamiento complementario se suele aplicar tamoxifeno. La quimioterapia produce menos respuestas que en mujeres.

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  7. BIBLIOGRAFÍA 7

    Francisco Rodríguez Castilla. Serafín Fernández Salazar. Infecciones por Transmisión Sexual. 2ª ed. Jaén: Logoss; 2008. p. 159‐180.

    He optado por este libro debido a que relata la enfermedad del VIH, tema tratado en las tres últimas horas lectivas de EMQ1. De un modo claro y breve se relata el crecimiento exponencial de esta enfermedad desde su descubrimiento a finales del siglo XX y lo agresivo de esta.

    Ningún padecimiento en la época moderna ha causado tan fuerte impacto en el mundo moderno como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
    En muy breve tiempo, esta infección afectó a cerca de 250.000 personas en Estados Unidos y se cree que hay uno o dos millones más infectadas por el agente causal, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en el mismo país.

    Aunque no existe una terapia definitiva, sí que se cuenta con medidas que ofrecen una respuesta positiva a esta tragedia.

    El drama del SIDA se inició en 1980, cuando Michael Gottieb, un médico de Los Ángeles diagnosticó un tipo muy raro de neumonía en un paciente joven. No se trataba de una enfermedad clásica sino de una extremadamente rara, provocada por Pneuomocystis carinii, un parásito que sólo se desarrollaba en pacientes sometidos a tratamientos con drogas supresoras de inmunidad, para evitar el rechazo de órganos transplantados. En su paciente, un hombre joven, nada de eso existía.

    En un plazo muy breve se diagnosticaron otros cuatro casos similares en la ciudad de Los Ángeles. Todos ellos eran hombres jóvenes, con conductas homosexuales, usuarios de drogas intravenosas y con historias de infecciones venéreas.

    Aparecieron enfermos similares en otras ciudades y países.
    Las manifestaciones clínicas de la enfermedad aparecerán no por el ataque al sistema inmunitario en sí mismo, sino por aquellas infecciones y cánceres que constituirán el cuadro clínico de la enfermedad y determinarán su gravedad, cuando en realidad el ataque al sistema inmunitario es su “causa desconocida”.

    El mundo enfrenta una pandemia que prácticamente ya completó la infección en los grupos de riesgo iniciales (homosexuales y otros) y se propaga silenciosamente en heterosexuales.

    A diferencia de otras infecciones transmisibles, que desarrollan los síntomas días o semanas después de la infección inicial, el SIDA puede demorarse años, incluso décadas en expresarse. La infección por VIH pasa generalmente desapercibida por la persona infectada (no tiene alteraciones evidentes en su salud) y puede permanecer así por años. En apariencia, una persona infectada se ve como cualquier persona sana y puede desconocer que tiene el VIH si no se somete a exámenes de laboratorio. Sin embargo puede transmitir el VIH a otros mediante relaciones sexuales, la sangre y de la madre infectada a su hijo durante el embarazo, parto y la lactancia.

    Las personas mueren a causa de las infecciones oportunistas, los tumores y las enfermedades neurológicas, como consecuencia del daño que provoca el VIH al organismo.

    Características de la epidemia en España:
    Desde el inicio de la epidemia, las formas de transmisión del virus más frecuentes en España han sido, en primer lugar, el uso compartido de material de inyección contaminado entre los adictos a drogas parenterales, representando el 40% de todos los enfermos declarados, y en segundo lugar, las relaciones sexuales de riesgo no protegidas.

    En lo referido a las perspectivas de futuro, basándonos en la información epidemiológica existente, e independientemente de los criterios de definición de SIDA que se utilicen, durante los próximos años se va a enlentecer la tasa de aparición de casos de SIDA, pero seguirá aumentando su número absoluto.
    Así mismo también es de suponer que se producirá un aumento considerable en el número de mujeres y niños afectados, lo que conllevará un aumento de las necesidades asistenciales y sociales derivadas de las personas seropositivas y enfermas de SIDA.

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  8. BIBLIOGRAFÍA 8

    Venes, D. Diccionario Enciclopédico Taber de Ciencias de la Salud. Barcelona: DAE (Difusión Avances de Enfermería); 2007

    En este libro podemos ver qué es cómo actuar ante una úlcera (en concreto la úlcera de decúbito), una alteración muy importante en el campo profesional de la enfermería.

    Una úlcera es una lesión de la piel o de las membranas mucosas caracterizada por inflamación, necrosis y desprendimiento de los tejidos dañados. Una gran variedad de lesiones puede producir úlceras, incluyendo traumatismos, calor o frío intensos, estasis arterial o venosa, cáncer, fármacos y microorganismos infecciosos como Helicobacter Pylori.

    Úlcera de decúbito: lesión de la piel o de sus estructuras internas causada por una compresión del tejido y una perfusión inadecuada. Las úlceras de presión son típicas de pacientes encamados o en silla de ruedas, desnutridos, con una enfermedad vascular periférica, y pacientes ancianos hospitalizados o que viven en residencias geriátricas. Asimismo, algunas pruebas apuntan a la incontinencia como un factor de riesgo.

    Los sitios más comunes de la piel donde aparecen son las prominencias óseas (sacro, trocánteres, talones y maléolos laterales). La combinación de presión, fuerza, fricción y humedad provoca la lesión del tejido y, en ocasiones, una necrosis. Si no se trata de forma enérgica, la úlcera continuará creciendo, pasando de una simple mancha roja en la piel a una erosión de los tejidos SC para, finalmente, extenderse al músculo o al hueso.

    El principio más importante de la terapia es prevenir la lesión inicial de la piel que provoca la ulceración. Para ello, en el caso de los pacientes de riesgo, un cuidado dedicado de los profesionales resultan eficaces (cambios de posición o aplicación de protección en la piel en las zonas de mayor riesgo). En el caso de que el paciente desarrolle una úlcera, la aplicación de tratamientos tópicos con apósitos oclusivos de hidrocoloide, películas de poliuretano y pomadas antibióticas ayudan a la cura de parte del espesor de las llagas. Las lesiones más profundas pueden precisar un desbridamiento quirúrgico.

    En los pacientes de riesgo la úlcera de decúbito puede prevenirse inspeccionando la piel de forma regular buscando rojeces y signos de roce, anotando los datos y aplicando el tratamiento o las medidas preventivas. Las zonas enrojecidas no deben masajearse porque pueden dañarse capas isquémicas profundas del tejido. La piel debe limpiarse bien, enjuagarse y secarse, aplicando emolientes suaves para minimizar la fuerza y la fricción, sobre todo sobre las prominencias óseas. Para prevenir la hipoxia que deriva de la compresión, se ayudará a los pacientes que no puedan cambiar de posición moviéndolos /1-2h. Para girarlos, se utiliza una sábana o plataforma acolchada procurando ejercer sobre la piel una fricción mínima. Los cuidadores deben evitar elevar la cabecera de la cama por encima de los 30º para minimizar las fuerzas oblicuas sobre la piel y los tejidos SC que recubren el sacro. Se realizan ejercicios de amplitud de movimientos, se anima al paciente a caminar espacios cortos y se le ofrecen comidas ricas en proteínas. No deben utilizarse cojines hinchables ya que hacen que disminuya el flujo sanguíneo en los tejidos situados en el centro del flotador.

    Las úlceras se limpian y se desbridan. Los agentes tópicos incluyen las esponjas de gelatina absorbible, los parches de goma karaya, las irrigaciones antisépticas, los apósitos oclusivos permeables al aire que permiten la aspiración del fluido acumulado, los parches de espuma adhesiva, el desbridamiento quirúrgico, los agentes desbridadores con enzimas proteolíticas y los gránulos dextranómeros absorbentes. La continuidad en el tratamiento es probablemente más importante que el agente que se utilice. Los pacientes que puedan sentarse en una silla dispondrán de un cojín de alivio de presión y el tiempo se limitará a menos de 2h para reducir la presión sobre las tuberosidades isquiáticas.

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  9. BIBLIOGRAFÍA 9

    Venes, D. Diccionario Enciclopédico Taber de Ciencias de la Salud. Barcelona: DAE (Difusión Avances de Enfermería); 2007

    En este apartado del blog se explicará el concepto de colostomía y en qué consiste de forma breve y clara, haciendo referencia a la última práctica realizada en clase.
    La colostomía consiste en una abertura quirúrgica de una porción del colon a través de la pared abdominal hacia la superficie cutánea. Se aplica en casos de obstrucción distal, procesos inflamatorios, perforación y cuando hay resección quirúrgica del colon distal o del recto. Se realiza una colostomía temporaria para desviar el flujo fecal de un sitio inflamado u operatorio.

    En lo relacionado al cuidado del paciente hablaremos de dos etapas, preoperatorio y postoperatorio.

    Preoperatorio: cuando existe la posibilidad de que el paciente necesite una colostomía (incluso cuando la cirugía se ejecute de urgencia), debe informarse al paciente y a su familia acerca de las características de la intervención, como la diferencia entre un estoma permanente y uno temporal y los principios generales del cuidado posterior. Se asegura al paciente que podrá volver al estilo de vida habitual aunque tenga un estoma. Salvo en casos de extrema urgencia (una perforación, un traumatismo penetrante) se coordina la hora de inicio de la cirugía con la preparación para la cirugía de colon (administración de laxantes, enemas y agentes antibacterianos). Se establece hidratación intravenosa.

    Postoperatorio: cuidados de rutina, que comprenden el uso de diversos monitores, manga neumática y medidas de higiene pulmonar, junto con la inspección especial y atenta de la viabilidad del estoma y de la piel que lo rodea, para detectar irritación y excoriación. El estoma debe ser plano, de color rojo cereza y levemente edematoso. Debe registrarse e informarse cualquier variación en la coloración o inflamación excesiva. Se limpia y se seca con delicadeza el estoma y la piel circundante. Antes de que el paciente abandone la sala de operaciones, se coloca una bolsa de drenaje con aro de karaya y adhesivo para asegurar un buen sellado y así evitar derrames sin presionar el estoma. Se emplean barreras antiirritantes para la piel. Se pone énfasis en la necesidad de evitar la deshidratación y en el mantenimiento del equilibrio electrolítico hasta que el paciente pueda retomar una dieta normal. Se controla la consistencia de las heces. Si se prescribe irrigaciones de la colostomía, se explica al paciente que el procedimiento es similar a un enema. Se aconseja al paciente que retome la dieta normal con la prudencia, agregando gradualmente nuevos alimentos y prestando especial atención a sus efectos. Debe evitar las comidas odoríferas, condimentadas, irritantes y que produzcan gases. La adaptación del paciente y su familia a la colostomía es difícil, por ello se los anima a que expresen sus temores y preocupaciones y se les ofrece apoyo. Se reafirma la confianza del paciente con respecto a que podrá recuperar la continencia mediante el control de la dieta y el reentrenamiento intestinal. Se recomienda al paciente y a su pareja que hablen de sus sentimientos y preocupaciones acerca de los cambios en la imagen corporal y acerca de la reanudación de las relaciones sexuales; debe asegurárseles que el accesorio no se saldrá de su lugar si está vacío. El paciente debe evitar consumir líquidos y comidas unas horas antes de iniciar la actividad sexual. Es común que después de una colostomía quirúrgica el paciente se suma en una depresión que, caso de persistir, conviene afrontar con asesoramiento psicológico.

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  10. BIBLIOGRAFÍA 10

    Venes, D. Diccionario Enciclopédico Taber de Ciencias de la Salud. Barcelona: DAE (Difusión Avances de Enfermería); 2007

    En esta última sección explicaremos la enfermedad de la hepatitis, tema que el Grupo 3 de EMQ hemos trabajado y que se expondrá la próxima semana.

    La hepatitis consiste en la inflamación del hígado causada en general por exposición a un agente infeccioso (virus de la hepatitis), a una toxina (alcohol) o a un fármaco (paracetamol). La enfermedad puede ser leve o poner en peligro la vida, crónica o aguda. Los casos crónicos sólo son detectables si se descubre una elevada concentración de enzimas hepáticas en la sangre. Los casos agudos se caracterizan por ictericia, hepatomegalia y algunas veces por hemorragia, alteración del estado mental y fallo múltiple de los sistemas orgánicos.

    El daño ocasionado a las células del hígado (hepatocitos) se debe a una lesión directa del agente causante, indirectamente a respuestas inflamatorias o autoinmunes. Durante la inflamación aguda, los hepatocitos hinchados poseen una menor capacidad para desintoxicar fármacos; producir factores de coagulación, colesterol, proteínas plasmáticas, bilis y glucógeno; almacenar vitaminas solubles en grasa, y desempeñar otras funciones. Todos los virus de la hepatitis pueden causar hepatitis grave, pero la hepatitis B y D constituyen las causas más corrientes. Las sobredosis de drogas, la ingestión de toxinas y los choques contribuyen también al rápido deterioro del hígado.

    Refiriéndonos ahora al cuidado del paciente cabe destacar que estos no requieren ser hospitalizados a menos que tengan una lesión hepática significativa; los más gravemente afectados requerirán cuidados médicos de apoyo y atención psicológica. Los pacientes ambulatorios deberán ser informados sobre la naturaleza y la evolución de la enfermedad, los cuidados y el tratamiento correspondientes, y los signos y síntomas de posibles complicaciones. El paciente tendrá que seguir una dieta equilibrada y beber líquido en cantidades adecuadas, así como evitar el alcohol y otras toxinas para el hígado. Cuando la hepatitis tiene origen alimentario, se han de lavar las manos, manipular la comida y lavar la vajilla y los cubiertos concienzudamente para evitar que la enfermedad se transmita a otros miembros de la familia. El paciente deberá evitar el contacto íntimo hasta que disminuyan los niveles de antígenos y de anticuerpos. Se recomienda brindar apoyo emocional y tranquilizar al paciente, ya que sus hábitos y estilo de vida pueden verse considerablemente afectados.

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