Preparación del campo operatorio según el tipo de
intervención. El rasurado:
He elegido este tema puesto que me parece un parte muy
importante y esencial del preoperatorio ya que evita en gran medida posibles
infecciones futuras. Ahondar en este tema me ha permitido conocer y entender
mucho mejor esta técnica que en ocasiones pasa desapercibida.
A la hora del preoperatorio, deberemos realizar una correcta
preparación de la piel del paciente con el fin de disminuir el riego de
contaminación que pueda sufrir. Esta preparación la realizaremos mediante la
rasuración o depilación de la zona a intervenir. Si optamos por el rasurado,
este será siempre en la dirección del crecimiento del pelo con pasadas
breves sobre la piel estirada y evitando provocar lesiones cutáneas,
utilizando una maquinilla desechable y antiséptico jabonoso líquido (el vello
largo deberá cortarse antes un poco con tijeras). Si el paciente tiene que ser intervenido en
una articulación, se rasura 15 cm a cada lado de la articulación. Si es una
intervención diafisaria, la rasuración incluye la articulación superior e
inferior.
Después del rasurado,
se realiza el lavado y secado de la zona con un equipo estéril y utilizando
antisépticos jabonosos aplicados con movimientos circulares de dentro hacia
fuera. El secado se realiza con gasas
secas estériles y cubriéndolo con un paño.
Las zonas a rasurar son:
-Cuello
-Hemotórax
-Abdominal -Abdomen
lateral
-Tórax anterior -Tórax posterior
-Tórax-abdomen y pierna hasta la rodilla -Abdomen-perineal
-Perineo-rectal -Recto
-Abdomen inferior y pierna -Abdomen inferior y pierna,
incluyendo pelvis
-Brazo y hombro -Antebrazo y codo
-Rodilla y pierna -Rodilla y pie
Chocarro Gonzalez L, Venturini Medina C. Procedimientos y cuidados en Enfermería
Médico-quirúrgica. 1ª Ed. Madrid: Elsevier; 2006.
BIBLIOGRAFÍA 2
BIBLIOGRAFÍA 3
BIBLIOGRAFÍA 2
Respuesta inflamatoria y vascular:
La
respuesta inflamatoria es la reacción del organismo ante una lesión celular. Su
función consiste en neutralizar el agente inflamatorio, eliminar la parte que
queda necrótica y proporciona un ambiente adaptado a la cicatrización y a la
reparación.
En
muchas ocasionas, se relaciona arbitrariamente y por error el término inflamación
a infección. Una inflamación puede ser provocada por diversos agentes como
vivientes o no vivientes (radiación, traumatismos...) mientras que la infección
consiste en la invasión de uno o varios tejidos por parte de bacterias, hongos
o virus.
El
mecanismo de la inflamación no varía según la causa, mientras que la intensidad
de esta si depende de la gravedad o extensión de la lesión y de la capacidad de
reacción del individuo afectado.
Respuesta vascular:
Después
de una lesión celular, las arteriolas de la área afectada se someten brevemente
a vasoconstricción transitoria. La célula lesionada produce la liberación de
histamina y otras sustancias químicas que llevan a la dilatación de los vasos.
Esta dilatación produce un aumento del flujo sanguíneo en esa zona, lo que
aumenta la presión por filtración. Esto junto con los mediadores químicos
producen la retracción celular endotelial, que aumenta la permeabilidad capilar
lo que facilita en movimiento de líquidos de los capilares a los espacios
tisulares. Este exudado inflamatorio se encuentra compuesto por líquido seroso y
proteínas plasmáticas, mayormente albúmina. Estas proteínas ejercen una presión
oncótica que lleva los líquidos hacia afuera de los vasos sanguíneos, volviéndose
un tejido edematoso. Las células lesionadas provocan la transformación del
fibrinógeno en fibrina, la cual refuerza el coágulo formado por las plaquetas.
Este coágulo sirve para atrapar posibles bacterias y evitar su dispersión por
el torrente sanguíneo y como inicio del proceso de cicatrización.
He
elegido este tema de la inflamación, en concreto la respuesta vascular ante
lesiones celulares puesto que es un tema de gran importancia para entender
mejor las reacciones del sistema inmunológico y poder ser más efectivo a la
hora de tratar heridas.
Mantik Lewis S. McLean Heitkemper M. Ruff Dirksen S. Enfermería
Médicoquirúrgica. Inflamación, infección y cicatrización. Vol. I 6ª ed. Mosby. Madrid: Elsevier; 2004.
BIBLIOGRAFÍA 3
Control de la hemorragia:
He escogido este libro puesto que me detalla muy bien los
procedimientos y tratamientos en pacientes con hemorragias internas o externas,
el cual es un tema que a mí personalmente me llama mucho la atención.
Las hemorragias son unos de los cuadros que, según su
gravedad, pueden ser irrelevantes o producir la muerte en muy poco tiempo y
solo unos pocos cuadros como la obstrucción de vías respiratorias o herida
traumatopneica del tórax tienen mayor prioridad que el control inmediato de la
hemorragia cuando ésta es grave. Las hemorragias leves, que suelen ser de tipo venoso,
normalmente cesan de forma espontanea a excepción de si se ha ingerido
anticoagulantes o existe una
coagulopatía.
La valoración del individuo con hemorragia se basa en piel
fría y húmeda (resultante de perfusión periférica deficiente), caída de la tensión
arterial, incremento de la frecuencia cardíaca, retraso del llenado capilar y
reducción del volumen de orina. Los objetivos del tratamiento de urgencia para
un paciente con hemorragia son controlar la hemorragia, mantener un nivel
adecuado de sangre que permita una correcta oxigenación de los tejidos y
prevenir el choque con el fin de evitar un posible paro cardíaco a causa de
hipovolemia con anoxia secundaria.
A continuación detallaré el tratamiento respecto al
reemplazo de líquidos y el control de las hemorragias internas.
El reemplazo de líquidos en un persona con hemorragia es
esencial debido a la pérdida de sangre circulante y reducción del gasto cardíaco.
El reemplazo se realiza según cómo esté prescrito, dependiendo de la estimación
clínica del tipo y volumen del liquido perdido. En casos de pérdida masiva de
sangre, se administran concentrados de eritrocitos y en casos de urgencia se
utiliza sangre de tipo O negativo para mujeres en edad fértil y O positivo para
varones y mujeres postmenopausicas ya que la sangre O proporciona un método de
administración segura de sangre de forma inmediata. También se administran
plaquetas y factores de coagulación adicionales cuando se necesita de grandes
cantidades de sangre debido a que la sangre de reemplazo es escasa en factores
de coagulación.
Control de la hemorragia interna:
Un paciente puede sufrir de hemorragia a pesar no tener
signos externos claros que así la demuestren de modo que si un paciente muestra
taquicardia, baja presión arterial, piel fría y húmeda, aprensión o retraso del
llenado capilar, se puede sospechar de la existencia de una hemorragia interna.
En estos casos, se prepara al paciente para un tratamiento más definitivo como
una cirugía. Además, se extraen muestras de sangre arterial para valorar la
función pulmonar y la perfusión hística, así como para establecer unos
parámetros hemodinámicos de base que servirán para índice para determinar la cantidad
de reemplazo de líquidos que el paciente puede tolerar y su respuesta al
tratamiento.
Los pacientes con hemorragia interna permanecerán en
posición supina se le vigilara asiduamente hasta que los parámetros
hemodinámicos mejoren o hasta la realización de la cirugía.
Suzanne CS,
Brenda GB. Enfermería médico-quirúrgica Brunner y Suddarth. Vol 2. 10ª
Ed. Barcelona: McGraw-Hill; 2009.
Bibliografia 4:
En esta
bibliografía voy a hablar del trastorno intestinal producido por la infección
por Escherichia coli puesto que resulta un tema de relativa actualidad al
haberse producido un brote no hace muchos años que causo gran revuelo.
La
enfermedad es producida por una cepa de E.
coli denominada O157:H7 presente en las heces y en lácteos provenientes de
ganado vacuno, además de poder encontrarse en cerdos, aves de corral y ovejas
contaminados. Las formas de transmisión de esta enfermedad son principalmente a
través de los alimentos cárnicos, frutas o vegetales (también es posible su
transmisión de persona a persona, especialmente entre individuos de avanzada
edad o jóvenes).
Respecto
a los síntomas, la persona afectada puedo no mostrar ninguno pero los síntomas más
habituales son diarrea acuosa (sanguinolenta en ocasiones), colitis
hemorrágica, síndrome urémico hemolítico
y purpura trombocitopenicatrombotica. También pueden darse calambres
abdominales y fiebre. Pueden darse complicaciones debido a la producción de
toxinas que genera esta enfermedad.
Esta infección no posee un tratamiento específico y el modo de actuación consiste en un tratamiento sintomático dirigido a los efectos de las complicaciones. A pesar de ser una infección bacteriana, los antibióticos son inútiles en esta
enfermedad pudiendo incluso ser perjudiciales.
Para
evitar esta enfermedad, lo mejor es la prevención de la transmisión primaria de
esta enfermedad (leche no pasteurizada y carnes mal cocidas) mediante la educación
y la higiene, sobre en todo en lugares sensibles de infección como guarderías o
instituciones geriátricas.
Mattson Porth C. Fisiopatología
Salud-enfermedad: un enfoque conceptual. 7ª ed. Buenos Aires: Editorial
Medica Panamericana S.A.C.F.; 2007.
Bibliografia 5:
Cuidados de la herida posteriores a la cura.
He
elegido esta parte del tema puesto que en la práctica hemos visto la cura en sí
de la herida pero no los cuidados posteriores y observaciones que debemos tener
en cuenta para lograr una correcta cicatrización.
Tras la
correcta realización de la cura de la herida quirúrgica, tenemos que establecer la frecuencia con la
que continuaremos realizando dicha cura. Esto dependerá siempre del tipo de
herida y de su estado y progreso, teniendo en cuenta siempre que la realización
de curas demasiado frecuentes puede retrasar el proceso de cicatrización en
lugar de favorecerlo.
Si la
herida está muy infectada y/o presenta gran supuración, se deberán realizar dos
o tres curas diarias, en cambio, si la herida presenta buen aspecto,
intervendremos cada tres o cuatro días.
La
retirada del apósito se realizara tras un periodo de cuatro a seis días
posterior a la intervención quirúrgica, siempre y cuando esta intervención se
haya realizado en las correspondientes medidas estrictas de asepsia y la herida
no presente signos de infección.
Signos indicadores de la renovación de una cura:
-Dolor e hinchazón (edema). Si existe un vendaje en la zona,
es posible que esto sea producido por dicho vendaje por lo que se procederá a cambiar
el vendaje aplicando menos presión y no se tocara el apósito.
-Vendaje o apósito manchado de sangre seca. Indica que ha
existido una hemorragia. Se cambia el apósito y el vendaje.
-Presencia de exudado que empapa el apósito.
-Presencia de hemorragia. Puede deberse a la lesión de un
vaso sanguíneo. Comprimimos los bordes pos los cuales se observa el sangrado,
colocamos un apósito compresivo y comunicamos al cirujano la incidencia.
-Aumento inexplicable de la temperatura del paciente.
-Apósito maloliente.
Cuidados posteriores:
-Ayudar al paciente a mantener una postura cómoda en
relación con el lugar de la herida y su evolución.
-Establecer un programa de seguimiento de la herida y cura,
según su tipo, evolución, complicaciones…
-Registrar los pormenores del procedimiento en las hojas de
observación de enfermería.
González Gómez I, Herrero Alarcón A. Técnicas
y procedimientos de enfermería. Madrid: Difusión Avances de Enfermería; 2009.
Bibliorafia 6:
En esta
bibliografía voy a hablar de la atención de enfermería y dos importantes partes
del tratamiento del cáncer, la atención de enfermería en la cirugía oncológica
y la atención de enfermería en la radioterapia.
Atención de enfermería en la cirugía oncológica:
Al
igual que cualquier otra persona sometida a una intervención quirúrgica, un
paciente que se va a someter o se ha sometido a una intervención de cirugía
oncológica precisara de cuidados enfermeros perioperatorios. Sin embargo, en
estos pacientes la enfermera deberá realizar una valoración pre quirúrgica
especialmente minuciosa de los factores que pueden afectar al paciente que se
somete a dicha intervención pues normalmente estas suelen ir acompañadas de
otros métodos terapéuticos como la
radiación o la quimioterapia, que contribuyen a las complicaciones
postquirúrgicas, como la infección, cicatrización alterada, disfunción pulmonar
o renal y el riesgo de sufrir trombosis venosa profunda.
Los
pacientes que se someten a estar operaciones suelen estar ansiosos por los
posibles cambios en la funciones corporales normales y el pronóstico y
normalmente él y su familia requieren de un tiempo y asistencia para asimilar
toda la nueva información. Teniendo esto en cuenta, el enfermero/a
proporcionara la educación que requiera
la nueva situación del paciente así como apoyo emocional mediante la evaluación
de las necesidades del sujeto y su familia
con el análisis de los temores y los mecanismos para enfrentar la
situación. La respuesta del personal de enfermería al ser preguntado por
pruebas diagnosticas o procedimientos quirúrgicos se guía con la información
dada por el medico previamente puesto que en ese momento el paciente no es
capaz de retener esa información al estar abrumado y ansioso.
Tras la
intervención quirúrgica, el enfermero valora las respuestas del enfermo al
procedimiento y establece un seguimiento para detectar posibles complicaciones
como las comentadas anteriormente. También se debe procurar la comodidad del
paciente y se le educa respecto a la atención de la herida, la actividad, la
nutrición y la información sobre los fármacos.
Por último,
se iniciaran cuanto antes los planes para el regreso del paciente a su hogar,
la vigilancia ulterior y la atención a domicilio para mantener la continuidad
entre la atención del hospital a la de la casa.
Smeltzer S. Bare B. Hinkle J. Cheever K.
Brunner y Suddarth. Enfermería medicoquirúrgica. Vol. I. 12ª ed. Barcelona:
WoltersKluwer / Lippincott Williams &Wilkins; 2012.
Bibliografia 7:
El acné. He elegido este tema puesto que es una afección muy
común en los jóvenes de nuestra edad y a la que quizás no se le da la
importancia que requiere para su tratamiento.
El acné
es un trastorno de los folículos pilosebáceos, que se abren a la superficie
cutánea a través de un poro. Los folículos pilosebáceos consisten en un
folículos pilosos junto a glándulas sebáceas, las cuales producen una sustancia
lipídica, el sebo, el cual drenan al
folículo piloso. Se encuentran generalmente por todo el cuerpo excepto en las
plantas de los pies y las palmas de las manos, estando las de mayor tamaño en
cara, escroto y cuero cabelludo.
El acné
puede ser inflamatorio o no inflamatorio. En el caso del no inflamatorio, las
manifestaciones más comunes son la aparición de los comedones, vulgarmente
llamados espinillas, puntos negros o puntos blancos. Entre las lesiones
inflamatorias se encuentran las pústulas eritematosas (inflamación cerca de la
superficie cutánea) y los quistes (inflamación más profunda).
Dentro
del acné, encontramos varios tipos que son: acné vulgar, rosáceo y acné conglobata,
de los cuales describiré solo el vulgar al ser el más común.
-El
acné vulgar: es la forma más habitual de esta enfermedad en adolescentes,
jóvenes y adultos de mediana edad. Se desconoce su causa pero se sospecha de la
influencia de los andrógenos en las glándulas sebáceas, un aumento en la
producción de sebo y la proliferación de la bacteria Propionibacterium acnés. La mayoría de las lesiones se suelen dar
en cara, cuello, hombros, espalda y tórax y aunque no suele presentar
complicaciones pero se pueden dar casos graves con la aparición de quistes,
cicatrices extensas, cambios de pigmentación en personas de piel oscura…
Asistencia de
enfermería:
La
asistencia del personal de enfermería ante una persona con acné debe adaptarse
a las necesidades de desarrollo de cada paciente, centrándose en proporcionar
la educación sanitaria necesaria adecuada a la situación. Esta educación deberá
darse teniendo siempre presente la situación psicológica y emocional del paciente
al sentirse avergonzado y cohibido por su aspecto. Esta educación empieza por
generar una situación de confianza entre el profesional y el paciente y
aclarando las creencias erróneas de la aparición del acné para evitar posibles
confusiones. El plan de actuación planteara directrices generales de salud y el
cuidado de la piel así como instrucciones especificas para el cuidado de las
lesiones propias del acné, planteando las siguientes cuestiones:
-Lavado de la piel con agua y jabón neutro dos veces diarias
como mínimo para eliminar grasas acumuladas.
-Lavado del cabello con frecuencia para evitar la
acumulación de grasa.
-Dieta equilibrada.
-Evitar las quemaduras solares.
-Ejercicio regular y asegurar un descanso correcto.
-Evitar llevarse las manos a la cara.
-No apretar las espinillas ya que eso obliga al contenido de
la espinilla a profundizar en la piel, provocando su extensión y/o infección.
-Tomar regularmente los medicamentos recetados durante el
periodo requerido. El tratamiento puede durar meses o llegar incluso a ser
crónico.
LeMone P, Burke K. Enfermería medicoquirúrgica.
Pensamiento crítico en la asistencia del paciente. Vol. I. 4ª ed. Madrid, etc.:
Pearson Prentice Hall; 2009.
Bibliografia 9.
En
esta bibliografía, de acuerdo a la APGP vista, hablare de las ostomías, en
concreto de las ostomías cuya función es la eliminación (colostomía, ileostomía
y urostomía) y describiré sus distintos tipos.
-Colostomía: Para entender lo que
es una colostomía, hay que conocer de antemano el termino quirúrgico “ostomía”, el cual significa dar salida
al exterior a una víscera, en este caso el colon.
Dentro
del término colostomía, existen distintos tipos que varían según su
localización anatómica, según el tiempo de permanencia y según la construcción
del estoma.
·
Asi, según su localización, encontramos las siguientes
colostomías:
-Colostomía:
Se realiza a la altura del ciego, en el lado derecho del abdomen. Es poco
frecuente. Por ella se expulsan heces liquidas que son irritantes para la piel.
-Colostomía
ascendente: Se realiza en colon derecho o ascendente, en el lado derecho
del abdomen. Expulsa heces semilíquidas irritantes.
-Colostomía
transversa: Se realiza en el colon transverso en su parte derecha o
izquierda, en la zona superior izquierda o derecha del abdomen. Es mas
frecuente que las dos anteriores, sobretodo en cirugía de urgencias. Si se
interviene la parte derecha, presentara heces semilíquidas o semisólidas
mientras que en la parte izquierda del colon presentara heces semisólidas con
menor riesgo de irritación.
-Colostomía
descendente: Se presenta en el colon descendente en la parte izquierda
del abdomen. Expulsa heces ya formadas con menor riesgo de irritación cutánea.
-Colostomía
sigmoidea: Se realiza en el colon sigmoideo, en el lado izquierdo del
abdomen. Es la más común dentro de las colostomías y por ella salen al exterior
heces solidas con bajo riesgo de irritación.
·
Según el tiempo de permanencia de la colostomía estas pueden
ser definitivas o temporales.
-Colostomías
definitivas: Consisten en colostomías que se llevan a cabo tras la
extracción quirúrgica del recto y del esfínter anal sin tener posibilidad de
restablecer el transito intestinal. Suelen ser colostomías descendentes o
sigmoideas. Están indicadas en neoplasias del recto o del ano, lesiones
inflamatorias, traumatismos anorrectales, incontinencia anal, problemas
congénitos o fistulas referidas a radioterapia.
-Colostomías
temporales: Son generalmente colostomías transversales o sigmoideas, las
cuales se realizan de forma transitoria hasta haber resuelto la patología que
lleva a esa situación. Están indicadas en cáncer de colon izquierdo o de recto,
diverticulitis, vólvulos, fistulas rectovesicales y rectovaginales, traumatismo
de colon, recto o ano y como protección de la anastomosis.
·
Según la construcción del estoma:
-Hartmann:
Se realiza al ser necesaria una resección de la parte de colon afectado y no se
quiere practicar una anastomosis en la misma intervención. En esta
construcción, el colon proximal se exterioriza como una colostomía terminal y
el muñón rectal se sutura dentro del abdomen.
-Doble:
Se construyen dos estomas separados, uno recibe el nombre de estoma proximal o
funcional mientras que el otro es distal o de reposo.
-En
asa: Se aboca al exterior una porción del intestino grueso pero sin practicar ninguna resección, colocándose una
pinza para evitar que el colon se reintroduzca en la cavidad abdominal.
Otras ostomías:
-Ileostomías: Consisten en sacar
una parte del intestino delgado, concretamente a nivel del íleon, al exterior a
través de la pared abdominal. Se localiza habitualmente en el lado derecho del
abdomen pero también puede encontrarse en el izquierdo. Puede ser temporal o
definitiva. Las deposiciones en estas ostomías son entre liquidas y
semilíquidas por lo que son irritantes para la piel. Están indicadas en la
enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la poliposiscolica familiar, el
cáncer de colon y de recto y la enterolitis.
-Urostomía:
Son derivación urinarias consistentes en la recanalización de la orina
procedente de los riñones hacia un lugar distinto de la vejiga para su
evacuación al exterior. Son requeridas con la vejiga neurogena, uropatías
obstructivas, neoplasias urológicas, incontinencias severas y traumatismos de
las vías urinarias inferiores. Pueden ser temporales o definitivas. Existen
tres tipos:
Ureterostomiacutania: Se
localiza en la fosa iliaca, espacio costo-iliaco y fosa lumbar. Consiste- en la
exteriorización del uréter directamente hacia la piel. Se pueden exteriorizar
solo un uréter o ambos.
-Vesicostomía: Se localiza en la
cara anterior de la vejiga y se construye mediante un tubo con parte de la
pared vesical, llevando uno de sus extremos hacia la piel y suturando después
la uretra.
-Ureteroilesotomía: Se localiza
en el lado derecho del abdomen. La técnica consiste en la disección de una
pequeña parte del íleon la cual se anastomosa a los uréteres que son
previamente separados de la vejiga. Se termina suturando un extremo del segmento
ileal y se lleva el otro extremo hacia la pared abdominal para formar el
estoma.
Fuente
Ramos M. Enfermería medico-quirúrgica. 2ª ed. Madrid: DAE; 2009.
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